martes, 8 de septiembre de 2015

Playa en negro

maja lindberg 


Desde cuándo no para el  viento. Trajo la oscuridad, arrastró lo negro que se acumula en una noche que está durando días. La humedad sostenida en el aire se adhiere a la piel, lo salobre en los labios. Mira uno las olas como quien mira el espectro de una batalla. El zarandeo alterado y bravío de las olas  sacude el muelle y se escurre entre las rocas, tiembla la madera bajo los pies.
Cuándo logrará  derribarlo todo el agua.

No hay cartas desde el frente. No hay ni las habrá.

Su pañuelo se anuda en mi cuello y el viento lo bate, se ensaña con furia para liberarlo. El pañuelo me envuelve, azota mi cara la seda.
El cielo casi negro, tan bajo; quizás me aplaste. De qué materia están formadas las nubes azabaches; de algo como carbón.
Fuego.
Algo que duele.

Se mecen los barcos sumergidos entre las algas sutiles. Bailotean monedas ahí abajo, resucitan y desmayan en las arenas turbias;  revueltas. Quizás hoy te escuche en el viento. O me deje elevar como un barrilete perdido y lastimero hasta el horizonte y descubra el otro lado; el lado desconocido del horizonte. Y quizás vea la nada y resulte que aquellos sí estuvieron en lo cierto. Tal vez encuentre el vacío, o dos elefantes; y probablemente el dragón. Una boca de fuego y lava que espera que te adentres en las aguas flotando como madera.

La noche te tocará y una gaviota te mostrará otro camino. O encuentre el piano flotando en el agua entre tules violetas y gasas.

O tantas cosas.

Narcisos como camalotes. El reflejo de tu sonrisa en la luna.
(La luz sagrada de tus ojos me redimirá.)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario