Apenas se tiene el germen de una idea, una frase, algo
que flota sin forma aún, ahí, en la nebulosa, una imagen vaga, pareciera ser
que es de tal fragilidad que cualquier distracción por mínima que fuera la
desvanece en el aire. Desaparece sin dejar rastros de cómo y dónde rescatarla.
Dónde volver a recoger el ovillo que todavía se desconoce.
Sucede cuando uno está cerca de dormirse que alguna
imagen, alguna cadena de imágenes comienza a perfilarse en la oscuridad, detrás
de nuestros párpados, en el fondo de la retina incluso con la luz mínima como
la que le es precisa a un gato para moverse en la noche. Cuando está uno
dejándose vencer por la morbidez placentera del sueño, ese dejarse ir sin
ofrecer resistencia, solo esperando dormir un buen par de horas hasta la mañana
siguiente; en ese lugar, se hace presente la cadena de imágenes, la
frase-ovillo, la palabra justa. Pobre de uno cuando hay la promesa firme de
recordarla por la mañana; sin ninguna otra cosa más que la resignación la idea se
habrá perdido. Habrá ido a engrosar esa burbuja de ideas dilapidadas en espera
de que otro las rescate.
A veces las ideas se presentan enredadas, en una bruma
confusa, y no se sabe cómo hallar la punta de la madeja.
Hasta que aparece. Y lentamente, con pausas,
amorosamente, se trabaja, se dan vuelta los hilos con cuidado, con tiempo, sin
apuros; se aparta lo desenmarañado, vemos adónde nos conduce y el enredo se
define; se ve con claridad el camino de los nudos, cómo traducir lo que siempre
estuvo ahí.
Esta es mi amiga. Mi escritora favoritaaaaaa!!!!
ResponderBorrarGracias, Patu!!!! Siempre estás.
Borrarfelicitaciones por el blog y tus textos, Katy, un abrazo para vos,
ResponderBorrarHola Mario!!! Muchas gracias!! Un abrazo también para vos!!
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