martes, 24 de noviembre de 2015

Amigo calle abajo, por Katy Herendi

Salía del café dejando detrás de su figura fugaz el vaivén de las puertas. Un bailoteo efímero que demoraría un momento en volver a la quietud.  Su presencia, aunque muda, aunque casi ausente, se acumulaba toda junta en el vacío de la silla cuando él ya se perdía en la noche. Lo imaginaba entonces tomando la punta de su bufanda clara para arrojarla hacia atrás, con el gesto de desdén y el descuido de siempre. Lo imaginaba, pero podía aseverarlo. Tenía certeza de sus pasos; resonarían en la soledad de las calles, cuesta abajo hacia el agua, apoyándose un momento contra un farol cualquiera que saldría a su encuentro, tomaría nota mental de esa palabra que acababa de ocurrírsele, o esa oración entera, le silbaría a un pájaro errante, encendería un cigarrillo más.  Y se quedaría solo, así, detenido -calle abajo-, con su mirada profunda que sin querer ascendería en las volutas del humo al encuentro de las estrellas, mezclándose con el hollín de las calles de luz, encendiendo un futuro que no sería. 

Katy Herendi, 2015
(Inspirado en la lectura de Retrato de un amigo de Natalia Ginzburg) 

Fotografía, Edouardo Boubat - Café Tartine - París (1980)

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